miércoles, 16 de octubre de 2013

PARA: CLAUDIA

Tal vez te extrañe esta carta, pero he querido escribirla desde hace mucho tiempo ¿por qué no lo había hecho? No lo sé, pero hoy que te vi a al espejo y me di cuenta de lo rápido que ha pasado el tiempo y que a pesar de todo, todavía está en tus labios esa sonrisa que acostumbras siempre antes de salir de casa, como recordándote a ti misma que todo irá bien siempre.
Tú sabes que siempre he estado contigo, no importa la hora, el lugar, el tiempo; te conozco desde siempre, tus gustos, tus defectos, tus secretos, tus miedos y hasta  me sé de memoria  tu olor favorito… ¡ahh!, sí, ése a tierra mojada, que de por sí, habla solo.  Sé que cantas en la regadera y, aunque lo haces horrible,  siempre le pones sentimiento. También conozco esa sonrisa pícara  que sale cuando sabes que hiciste alguna travesura o te saliste con la tuya… como siempre; como aquella vez que le escondiste al abuelo la dentadura en la maceta favorita de la abuela  ¿te acuerdas? ¡Jajaja! Tan lindo, él  jamás te regaño y mira que te lo merecías más de una vez; o cuando jugabas al avioncito con tu hermana y dejabas todo el patio pintado y luego sobornabas a papá con una tanda de besos para que él limpiara y tu mamá no te regañara… ah, qué tiempos aquellos.  Tampoco me olvido de cuando estuve contigo cuando las mariposas brincaban en tu estómago por culpa de ése primer beso o cuando el corazón te dolió con el primer desamor. No Claudia, no lo olvido, siempre he estado ahí.
 Te he visto crecer, cambiar, evolucionar, soñar, amar, reír, llorar, caer, levantarte y volver a empezar, pero jamás te he dicho qué  significas para mí y lo voy hacer ahora que estás a punto de empezar un año más, porque creo que ya eres grande y me entenderás.
Primero quiero decirte que estoy orgullosa de ti, el que ahora estés  estudiando ha sido de las mejores decisiones que has tomado en tu vida. No importa que sea a destiempo  ¡Felicidades! Has hecho un gran esfuerzo.  Sé que a veces sientes rendirte, pero no lo hagas, ¡tú puedes! y estoy segura que pronto estaré en tu graduación ¡Ánimo! Ya falta poco.
Me gusta lo que has hecho contigo y tu familia, los cuidas bien y créeme,  ellos lo saben y  valoran tu trabajo.  
También quiero que sepas que esa difícil y tan terrible noche, era mi voz la que te decía que no te asustaras, que todo iba a estar bien, en el fondo siempre has creído lo que te he dicho  y ya ves, ya pasó, ahora estás mejor.
Ay, Claudia cuantas cosas nos quedan por contar, debes estar agradecida con Dios y la vida por esa segunda oportunidad que te dio, aprovéchala, vívela, ama, goza, sueña, has feliz a los que te aman, y a los que no, también. Recuerda lo que hemos platicado, uno nunca sabe cuándo le podemos cambiar la vida a alguien con una simple sonrisa. ¡Vive, Claudia! Que ya los miedos murieron y recuerda amarte todos los días de tu vida, esa es la única forma posible en la que podemos amar a los demás.
Te quiero Claudia y prometo seguir cuidando de ti como hasta ahora, y ya que lo sabes, no te olvides de mí.



                                                                                                                          Tu conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario