PARA: CLAUDIA
Tal vez te extrañe esta carta,
pero he querido escribirla desde hace mucho tiempo ¿por qué no lo había hecho?
No lo sé, pero hoy que te vi a al espejo y me di cuenta de lo rápido que ha
pasado el tiempo y que a pesar de todo, todavía está en tus labios esa sonrisa
que acostumbras siempre antes de salir de casa, como recordándote a ti misma que
todo irá bien siempre.

Te he visto crecer, cambiar, evolucionar, soñar,
amar, reír, llorar, caer, levantarte y volver a empezar, pero jamás te he dicho qué significas para mí y lo voy hacer
ahora que estás a punto de empezar un año más, porque creo que ya eres grande y
me entenderás.
Primero quiero decirte que
estoy orgullosa de ti, el que ahora estés
estudiando ha sido de las mejores decisiones que has tomado en tu vida.
No importa que sea a destiempo ¡Felicidades! Has hecho un gran esfuerzo. Sé que a veces sientes rendirte, pero no lo hagas, ¡tú puedes! y estoy segura que pronto estaré en tu graduación ¡Ánimo! Ya
falta poco.
Me gusta lo que has hecho
contigo y tu familia, los cuidas bien y créeme,
ellos lo saben y valoran tu
trabajo.
También quiero que sepas que
esa difícil y tan terrible noche, era mi voz la que te decía que no te
asustaras, que todo iba a estar bien, en el fondo siempre has creído lo que te
he dicho y ya ves, ya pasó, ahora estás
mejor.
Ay, Claudia cuantas cosas nos
quedan por contar, debes estar agradecida con Dios y la vida por esa segunda
oportunidad que te dio, aprovéchala, vívela, ama, goza, sueña, has feliz a los
que te aman, y a los que no, también. Recuerda lo que hemos platicado, uno
nunca sabe cuándo le podemos cambiar la vida a alguien con una simple sonrisa.
¡Vive, Claudia! Que ya los miedos murieron y recuerda amarte todos los días de
tu vida, esa es la única forma posible en la que podemos amar a los demás.
Te quiero Claudia y prometo
seguir cuidando de ti como hasta ahora, y ya que lo sabes, no te olvides de mí.
Tu conciencia.